miércoles, 1 de mayo de 2013

Algunas características fantásticas en “El retrato oval” (Apuntes de "Crítica literaria")




“Leí mucho tiempo y observé las obras con mucha devoción”
E. A. Poe

¿Quién no ha escuchado alguna vez la expresión “¡Fantástico!”, ya sea para calificar un suceso o para valorar una obra? Más allá de ser sólo un calificativo, lo "fantástico" en literatura cuenta con características específicas que lo diferencian de otras manifestaciones literarias.
Unos de los primeros en definir el término fue el escritor francés Guy de Maupassant (1850-1893), autor del relato -entre otros muchos más-  El Horlá, digno representante del género. Maupassant distinguió lo fantástico de lo maravilloso: el primer término permanece en una zona de ambivalencia entre respuestas racionales y sobrenaturales explicadas al lector, mientras que el segundo permite racionalizar los elementos sobrenaturales.
Otra definición de lo fantástico la proporciona el crítico franco-búlgaro Tzvetan Todorov (1939) en el ensayo Introducción a la literatura fantástica: “Lo fantástico implica (...) una integración del lector al mundo de los personajes; se define por la percepción ambigua que tiene el propio lector de los acontecimientos relatados”.
De acuerdo con la sociología del cuento europeo, con la democratización de la enseñanza, los medios impresos, el escritor asalariado, el sistema de préstamos y suscripciones, tertulias y salones literarios, publicación de libros, y modas, el siglo XVIII fue de vital importancia para el nacimiento de la crítica literaria moderna en el mundo occidental y, por tanto, para una mejor comprensión de los textos, en el entendido de que la crítica literaria -la cual se complementa con la teoría literaria, que aborda los textos a través de los estudios históricos, sociológicos, psicológicos, del análisis estructural, estilístico, semiótico, o mediante los estudios culturales- interpreta, se encarga de explicar, analizar, comentar y difundir los textos literarios.
De esta manera, por medio de la crítica literaria y desde un punto de vista estructural, me acercaré al cuento “El retrato oval”, de Edgar Allan Poe. Me enfocaré en referir por qué este relato pertenece al género fantástico, toda vez que en el texto literario es posible detectar los elementos internos de la obra que dan pie tanto a una lectura "entre líneas" como al reconocimiento del género por su "forma" y "fondo". 
Ahora bien, ¿cuáles son los elementos que caracterizan a “El retrato oval” como un relato fantástico? Un punto clave dentro de las características es cuando el narrador-personaje refiere en primera persona (con la cual el lector puede sentirse partícipe en la trama) que él y su criado entran al edificio, que en apariencia había sido abandonado reciente y temporalmente, y describe aspectos del castillo. En el siguiente fragmento es posible observar un suceso aparentemente cotidiano que se ve invadido por uno sobrenatural o extraordinario, hay una ruptura de lo preestablecido en un marco cotidiano, de un ambiente que configura una realidad tangible o concreta, y lo cotidiano se deforma hasta llegar a un punto climático, a la irrupción de lo fantástico o lo extraordinario.

Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente deteriorado. Los muros estaban cubiertos de tapicerías y adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto arabesco [...] ; hice a Pedro cerrar los pesados postigos del salón pues ya era hora avanzada, encender un gran candelabro de muchos brazos colocado al lado de mi cabecera, y abrir completamente las cortinas de negro terciopelo, guarnecidas de festones, que rodeaban el lecho. Quíselo así para poder, al menos, si no reconciliaba el sueño, distraerme alternativamente entre la contemplación de estas pinturas y la lectura de un pequeño volumen que había encontrado sobre la almohada, en que se criticaban y analizaban. [...]  La posición del candelabro me molestaba, y extendiendo la mano con dificultad para no turbar el sueño de mi criado, lo coloqué de modo que arrojase la luz de lleno sobre el libro. 
        Pero este movimiento produjo un efecto completamente inesperado. La luz de sus numerosas bujías dio de pleno en un nicho del salón que una de las columnas del lecho había hasta entonces cubierto con una sombra profunda. Vi envuelto en viva luz un cuadro que hasta entonces no advirtiera. Era el retrato de una joven ya formada, casi mujer”.

Amén del ambiente oscuro que sugieren las primeras líneas del relato, el lector podría preguntarse por qué ese edificio fue abandonado y por qué causas ingresan a éste, por cuánto tiempo, quiénes habitaban allí, etc. El no responder a esas cuestiones dota al relato de vacíos de información. No obstante, esta ambigüedad resulta muy eficaz para atrapar la atención del lector y conducirlo a la primera irrupción de lo fantástico de este relato,  un suceso extraordinario: el movimiento inesperado de la luz del candelabro que alumbró directamente donde estaba el cuadro de la joven¿Cómo racionalizar y explicar que de repente la luz se enfocara precisamente en un nicho del salón donde se encontraba el retrato oval para que el narrador-personaje viera esa pintura? Podría ser una coincidencia, pero nada es casual en literatura.
         En “El retrato oval” es posible hallar marcas textuales que apuntan hacia esta hipótesis: un relato fantástico (aunque bien podría incluirse en la literatura de horror, porque se nutre de sensaciones y experiencias extremas que a menudo no tienen una explicación inmediata y muestran situaciones que colindan con la locura y con el espanto; y por otra parte, con la de terror, porque surge de conductas o comportamientos aberrantes que se canalizan a través de una obsesión patológica que finalmente produce una reacción visceral), porque transgrede un principio de realidad (racional) y plantea otra realidad paralela (fantástica) que irrumpe abruptamente hacia el exterior, atravesando un primer plano que funge como base del relato primero.
Asimismo, es necesario aseverar que los temas recurrentes en este relato son el de la muerte, la locura y el erotismo mórbido. El ambiente y la atmósfera sugeridos representan espacios tanáticos, por ejemplo, a mitad del quinto párrafo, dice: “Había descubierto que el hechizo del retrato era la absoluta apariencia de vida de la expresión que primero me había sorprendido y después me había confundido, sometido y aterrado.” Esta cita sugiere con la frase "apariencia de vida" una síntesis de la obra, pues concentra un grado de percepción relativa a la confusión o extrañamiento de lo que implica la palabra "vida" -en contraposición con la acepción de "muerte"- y que le otorga una carga de "vitalidad" a un objeto, o el cuadro.
La locura se alude cuando el personaje-narrador refiere, en un primer momento, un grado de anomalía psíquica: “Esas pinturas, que colgaban no sólo de las paredes sino que también aparecían en los diversos nichos de la extraña arquitectura del edificio, causaron en mí un profundo interés, tal vez por mi incipiente delirium.” La referencia a este delirium concreta la idea de una alucinación o un desfase de la psique del narrador-personaje que puede ser detonado por una patología o un estimulante como una droga alucinógena.
El erotismo mórbido aparece cuando el retratista, aquél a quien se refiere el personaje, fue objeto del amor profundo de la doncella, quien, “humilde y obediente”, acata las órdenes de su esposo y se deja llevar por la extraña obsesión que le ofrecen los pinceles y el lienzo.
         Otro aspecto estructural del relato es el relativo a los procedimientos de construcción del cuento, los cuales a su vez corresponden a un mecanismo que muestra unidad de efecto e impresión, condensados en un relato breve (dos páginas y media): desde la introducción o proemio se dan razones que alcanzan un grado de verosimilitud, y aunque enseguida el relato refiere que el personaje se encuentra en un incipiente e inexplicable desajuste mental, la introducción otorga un atisbo de qué tipo de relato es y cómo se configura la historia, cuya dirección se desconoce pero se alude, lo que ofrece, además, un alto grado de ambigüedad al relato, característica por antonomasia de la buena literatura.
El procedimiento en este relato muestra una serie de argumentos que se introducen a través de otros textos (un relato segundo o paralelo), es decir, el empleo de la narración en tercera persona (la historia de los objetos de arte que se encuentran en el castillo, al que tanto el personaje principal como el criado se inmiscuyen con cierta inseguridad y por circunstancias no explícitas pero de imperiosa necesidad). Esta historia metaficcional o intercalada es la que pone una impronta climática al relato.
La unidad de efecto e impresión llega en el final. Predomina la narración en primera persona, lo cual le da un grado de verosimilitud al relato. La tipografía de las cursivas dan un guiño para mantener cierta tensión en el principio y en el desarrollo del texto, y atisbos de lo que sucederá en el final sin hacerlo explícito.
No hay que pasar por alto la presencia del entorno o el ambiente, toda vez que desde un punto de vista figurado el interior del castillo funge como la expresión del alma de los personajes, pues la narración del personaje central, cuyas descripciones del edificio en el que se encontraban el personaje y su criado sugieren la personificación de los objetos. Si se toma en cuenta que en el proemio se indica que el personaje se introdujo a este sitio por causas ajenas a su voluntad, pues éste se encontraba en un “grave estado”, y que inmersos en ese espacio -comparable con los recreados por la novelista inglesa citada en el cuento, Ann Radcliffe (1764-1823, considerada como la reina del género gótico)- fluye la historia que proporciona un ambiente tenebroso y un halo de misterio a una trama que, de principio a fin, atrapa al lector gracias a los elementos estructurales referidos que caracterizan a esta narración y que la dota de un gran valor artístico y sugestivo.


*La terminología utilizada en este ensayo provienen de mis apuntes de la clase del dr. Mario Muñoz en su cátedra de "Crítica literaria" en la Universidad Veracruzana.

FUENTES DE CONSULTA
Bates, H. E., “El cuento moderno” (trad. Por Adriana Cicero), en Teorías del cuento I. Teorías de los cuentistas. (comp. Lauro Zavala). UNAM, México, 1997, pp. 133-151. [Serie El Estudio].

Poe, Edgar Allan, “El retrato oval” en Narraciones extraordinarias. Las aventuras de Arthur Gordom Pim. Relatos cómicos. (Trad. María Victoria Telado Simó; prólogo por Isabel Guillén Pardo). Edimat, Madrid, 2000, pp. 223-225, [Colección Obras Selectas].

Puentes Sánchez, Jacqueline, “Características de lo fantástico”, en Una visión fantástica de El Horlá de Guy de Maupassant. Editora del Gobierno del Estado de Veracruz-Llave, México, 2002, pp. 23-35, [col. Clásicos Universales].


http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/el_retrato_oval.htm (consulta: octubre 2009 - mayo 2013)

2 comentarios:

  1. TÓPICO LITERARIO ESTA PRESENTE EN EL CUENTO

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  2. Escribir, al menos , dos características del relato fantástica. El retrato oval

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